Afortunadamente no he perdido la capacidad de sorprenderme, aunque cada día es más difícil encontrar algo que me asombre. Pero noticias como esta dejan al más curtido estupefacto:
Al parecer intrigado por la misteriosa desaparición de alimentos de su cocina, el hombre instaló cámaras ocultas pensando que alguien entraba en su ausencia. La sorpresa vino cuando descubrió que la ladrona no solo campaba a sus anchas por su casa sino que se ocultaba en un armario cuando él estaba en la casa.
Este hecho suscita en mi varias preguntas: ¿sería capaz de no enterarme durante tanto tiempo de que hay alguien más viviendo en mi casa? ¿Tras años de salidas masivas del armario volverán gays, lesbianas e incluso heterosexuales a recluirse en ellos por la crisis de la vivienda? ¿Cómo les explicamos ahora a nuestros hijos que es imposible que un monstruo se oculte en su armario?
Mundo extraño este.
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